He estado dos veces en La Lechuga. En Semana Santa en Valladolid y a primeros de agosto en Asturias. Si la primera vez me gustó mucho, ésta aún más. Aunque solo sea una semana a los cuatro días parece que llevas allí mucho más tiempo de todas las cosas que María y Ana organizan, pero sin agobios
Biodanza, Meditaciones y extiramientos, juegos de niños, varias excursiones a sitios preciosos, día de playa, hoguera nocturna, conciertos, Karaoke,…Muy a gusto y la casa es muy bonita, y la comida buenísima. Y los compañeros de semana, gente sana y buenas conversaciones ¿Qué más se puede pedir?
Lo único que se me ocurre es lo que sucede siempre con estos lugares: el desequilibrio entre el elemento femenino y el masculino. Ellos se lo pierden, si lo conociesen, estarían tan contentos, 😉 disfrutando de la experiencia.
Fiinalmente agradecer a María y Ana, tan distintas, pero dos soles.

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