Un lugar mágico y una gente fantástica.

¿Que más se puede pedir para disfrutar de unas vacaciones extraordinarias?

Nada. Con eso sería más que suficiente, pero en la Lechuga Colorá hay mas aún: caminatas inolvidables por los hermosos lugares de esa tierra generosa, comida deliciosa y abundante, incluyendo postres de chuparse los dedos, actividades divertidas, alegres, intensas, compartidas, celebradas. ¿Que decir del concierto en la noche del sábado? ¡Fue glorioso!

El año que viene repito….y será mi tercera vez.

Gracias a Ana y María (alma de la Lechuga) a Cova (que da masajes hasta con su voz) a Prema y Sebas (que hacen platos ricos, ricos) y, por supuestos, a todos los compañeros, ahora amigos, con los que he disfrutado tanto esta semana.

Un gran abrazo grandote a todos.

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