Pensaba irme a la playa unos días para desconectar de lo cotidiano, me encontré con «La Lechuga Colorá» y a pesar de que me dijeran que, si acaso, se iría un día…, algo me atrajo, ¿el nombre original?. Ahora lo sé, fueron esas energías tan poderosas que hay en «La Ventuca», sus duendes y las hadas: María y Ana que con su barita mágica hacen que todo se transforme. He pasado una semana muy agradable en un entorno natural increíble, haciendo actividades lúdicas y con un grupo maravilloso.
Agradezco todos los cuidados: la comida deliciosa, las meditaciones que cada mañana nos ofrecía Ana con esa dulzura y entrega que le caracterizan. Las actividades con María con esa fuerza, naturalidad y esa intensidad que pone en el disfrute de cada cosa. Al grupo por su generosidad y amistad. Gracias por todo lo que me habéis aportado.
¡Un lugar fantástico
al que querrás volver!

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