Después de buscar mucho algo diferente, lo encontré en La Lechuga Colorá… hacía tiempo que no tenía convivencias tan sanas y necesarias para frenar el ritmo tan acelerado de mi vida. El sitio es un espectáculo natural. La gente con la que estuve fue maravillosa. La comida, gracias a los Gauchos de la cocina, estaba imponente. Y el alma puesta por Maria y Ana, fue insuperable. Tanto cariño y amor que ponéis, os tiene que ser devuelto con creces . Gracias a todos y en especial a ellas dos que se complementan tan perfectamente que hacen de las vacaciones algo inolvidable, y repetidle. VOLVERÉ… MIL GRACIAS

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