Un entorno mágico requería también de personas mágicas, bordadoras con el mejor de los tejidos, que tienen que ver con la emoción , la entrega, el buen hacer. María, Ana, Cova, y como no, los cocineros que nos han deleitado con sabores sorprendentes y benéficos. La biodanza es el camino que no lleva a reconocernos a nosotros mismos y a los otros. La actividad física, paseos, excursiones, baños, complementaba a la meditación mañanera, que nos despertaba al placer de contemplar y experimentar la belleza, En fin, que es una experiencia que recomiendo a cualquiera de la gente que aún cree en lo mejor de los seres humanos. Gracias de nuevo a María, por su expresividad, su gracia, su enorme humanidad, su conocimiento de la naturaleza, y su generosidad para compartir. También a Ana, por su serenidad amable, por su delicadeza y organización, a todos los demás por entregarse al cuidado de los que allí llegamos cansados, tristes o simplemente con el deseo de disfrutar. Muchas, muchas gracias.
Nos veremos en Gredos estee fin de año. Cinta

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