Pasar una semana en La Ventuca, en compañía de María y Ana, es siempre una apuesta segura.
Desconexión de la rutina y de las obligaciones habituales y conexión con una misma y con un grupo de personas, que desde el primer día se sienten como de la familia
Lo recomiendo sin lugar a dudas a cualquiera que desee disfrutar de un paisaje maravilloso, una comida riquísima y unas sensaciones sanadoras y nutritivas. Yo volveré a repetir, seguro. Un abrazo inmenso para unas anfitrionas de excepción

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